Día
seis
Llegué
a casa a las 2:30 de la mañana, estaba algo borracha y me dormí con el
computador abierto. Llegué pensando en escribir algo muy importante y no
alcancé a hacerlo. La pantalla solo decía “Dia 6:”. Cuando abrí los ojos y todo
me daba vueltas, lo primero que enfoqué fue una botella de vino casi terminada
junto a la ventana, cerca al aire acondicionado. Justo ahí donde antes estaba
el altar del Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen del Carmen. Debajo de la
ventana hay una cajonera, ahora completamente blanca, que por un tiempo guardó
fotos de mis abuelos, luego pañales para mi abuela y ahora tiene mis calzones y
algo de ropa.
Son
las 10am y ya estoy lista para que pasen por mi, voy a Playa Blanca en Barú. Para
ir desde acá, uno coge un bus que por $1800 lo lleva a uno hasta Pasacaballos.
Ahí, se coge un moto-taxi que por 8 mil pesos y 25 minutos de camino, lo lleva
a uno a la entrada de la playa. La opción B, que es la que haremos hoy, será
coger un taxi que cuesta $30.000 entre mis dos amigas y yo, nos dejará en
Pasacaballos y haremos la segunda parte igual que el Plan A.
Antes
de salir, trato de organizar todo lo más que pueda, no dejar rastros de anoche.
En el cuarto de mi abuela todos sienten todavía que pueden encontrar algo de
ella cuando yo no estoy.
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