You are my sweetest downfall...
http://www.youtube.com/watch?v=p62rfWxs6a8
jueves, 19 de agosto de 2010
jueves, 12 de agosto de 2010
Un Dia
Un día te despiertas, prendes el televisor y descubres que detonaron una bomba a 10 cuadras de tu casa, dices “mierda”, apagas el televisor y vuelves a dormir. Sueñas con agua, con vidrios, con la posibilidad de que los cables de tu televisor se hayan visto afectados por una gotera, lo cual será causante de un corto que desatará el fuego que arrasará con todo, tu incluido. Entonces te despiertas, nada ha pasado.
Te levantas y el cielo esta gris, pero no importa, es solo cuestión de tener un buen paraguas y un buen suelo donde pisar para que no se te empapen de agua las medias.
El mundo sigue girando y alrededor todo sigue igual, mismas normas, mismas leyes, misma gente, misma falta de todo lo demás y por ende, todo lo anterior. Sin conciencia, no hay necesidad de la transparencia requerida para poder ser alguien “medianamente” pensante y exigente de un mundo “medianamente” vivible.
Te llaman al teléfono y hablas diez minutos sobre lo que piensas y lo que piensa aquel, no llegan a un acuerdo. Lo llamas ingenuo, porque cree en la validez de los métodos que no atienden a los medios; por creer que existe justicia en un mundo sin igualdad ni educación; por creer que por un poco mas de dinero en los bolsillo de los grandes, se puede medir el bienestar de un pueblo entero; por creer que acallar la vida de algunos, lo hara sentir más seguro en un país sin verdades absolutas, sin historia bien contada y sin fundamentos morales que duren 4 años.
Te niegas como de costumbre, aunque te lleve a vivir en la impotencia permanente. Te niegas a tolerar la injusticia y a vivir con la cabeza gacha bajo el velo de la resignación. Lo haces, aunque esto te cueste una úlcera y una vida llena de resentimientos por todo aquello que quieres y no está siendo. Pero, estas tranquilo de responder a tus principios, siempre sabiendo que se puede tener una visión extensa sobre las cosas, más allá de lo propio.
Cuelgas, sabes que siempre va a haber más tarde, es la dinámica cotidiana.
Tomas el bus y pasas por las calles de la bomba que preferiste ignorar unas horas antes. La nostalgia que inunda tu cuerpo proviene probablemente de la necesidad casi innata de poder caminar por ellas, sin el miedo a que ocurra lo ya ocurrido, la violación a su cuerpo, tu tierra. Bajas la cabeza y piensas en otra cosa, cuando vuelves a levantarla reconoces la venta de fritos, perros y demás alrededor de las barras que impiden el paso a la zona del atentado, la escena se volvió un circo. Piensas: “Mierda, somos todos animales”, es cierto, animales bajo la dominación de aquel que sostiene el látigo.
El camino se adorna por pequeñas gotas que golpean de manera invasiva la ventana por la que te asomas, pero en tu ipod escuchas la voz de Bowie: “…we can be heroes” y te sientes como si lo fueras. Un héroe de una historia que nadie quiere leer… pero al fin al cabo eres historia, aunque tengas $2000 pesos para almorzar. Sonríes con un cansancio cómplice de travesuras y romanticismos, te levantas y caminas torpemente entre la gente que va parada en el pasillo de aquel bus destartalado, tocas el timbre y te bajas. Es hora de trabajar.
"A Garzón y el derecho a pensar y decir diferente"
Te levantas y el cielo esta gris, pero no importa, es solo cuestión de tener un buen paraguas y un buen suelo donde pisar para que no se te empapen de agua las medias.
El mundo sigue girando y alrededor todo sigue igual, mismas normas, mismas leyes, misma gente, misma falta de todo lo demás y por ende, todo lo anterior. Sin conciencia, no hay necesidad de la transparencia requerida para poder ser alguien “medianamente” pensante y exigente de un mundo “medianamente” vivible.
Te llaman al teléfono y hablas diez minutos sobre lo que piensas y lo que piensa aquel, no llegan a un acuerdo. Lo llamas ingenuo, porque cree en la validez de los métodos que no atienden a los medios; por creer que existe justicia en un mundo sin igualdad ni educación; por creer que por un poco mas de dinero en los bolsillo de los grandes, se puede medir el bienestar de un pueblo entero; por creer que acallar la vida de algunos, lo hara sentir más seguro en un país sin verdades absolutas, sin historia bien contada y sin fundamentos morales que duren 4 años.
Te niegas como de costumbre, aunque te lleve a vivir en la impotencia permanente. Te niegas a tolerar la injusticia y a vivir con la cabeza gacha bajo el velo de la resignación. Lo haces, aunque esto te cueste una úlcera y una vida llena de resentimientos por todo aquello que quieres y no está siendo. Pero, estas tranquilo de responder a tus principios, siempre sabiendo que se puede tener una visión extensa sobre las cosas, más allá de lo propio.
Cuelgas, sabes que siempre va a haber más tarde, es la dinámica cotidiana.
Tomas el bus y pasas por las calles de la bomba que preferiste ignorar unas horas antes. La nostalgia que inunda tu cuerpo proviene probablemente de la necesidad casi innata de poder caminar por ellas, sin el miedo a que ocurra lo ya ocurrido, la violación a su cuerpo, tu tierra. Bajas la cabeza y piensas en otra cosa, cuando vuelves a levantarla reconoces la venta de fritos, perros y demás alrededor de las barras que impiden el paso a la zona del atentado, la escena se volvió un circo. Piensas: “Mierda, somos todos animales”, es cierto, animales bajo la dominación de aquel que sostiene el látigo.
El camino se adorna por pequeñas gotas que golpean de manera invasiva la ventana por la que te asomas, pero en tu ipod escuchas la voz de Bowie: “…we can be heroes” y te sientes como si lo fueras. Un héroe de una historia que nadie quiere leer… pero al fin al cabo eres historia, aunque tengas $2000 pesos para almorzar. Sonríes con un cansancio cómplice de travesuras y romanticismos, te levantas y caminas torpemente entre la gente que va parada en el pasillo de aquel bus destartalado, tocas el timbre y te bajas. Es hora de trabajar.
"A Garzón y el derecho a pensar y decir diferente"
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