En el comienzo, con la formación de las primeras civilizaciones, los grandes líderes tenían un objetivo: proteger sus fronteras de una amenaza inminente, el miedo a lo desconocido, el miedo a la diferencia. Por tanto, cualquier síntoma de heterogeneidad era rechazado. Con la evolución del pensamiento humano, por el contrario, la búsqueda de multiculturalidad se ha vuelto cotidiana entendiéndola, como un contexto cultural que lleve al colectivo de la sociedad hacia la plenitud de la convivencia humana.
El mundo mantiene un orden, que aunque este en constante cambio, logra agrupar y determinar la personalidad de un pueblo, representado por el Estado, u “Orden de convivencia de la sociedad políticamente organizada, en un ente publico superior, soberano y coactivo…se integra con una población, asentada sobre un territorio…provista de un poder publico que se caracteriza por ser soberano y se justifica por los fines sociales que tiene a si cargo.”[1] Este nace en 1648 la firma del tratado de Wesfalia[2], otorgándole como características principales: Un gobierno central y laico; una población con características culturales homogéneas; y un territorio bien definido, con fronteras pactadas.[3] Los fines sociales, estuvieron delimitados entonces, por el denominador común, la cultura. La cual se refiere al repertorio históricamente estructurado, al conjunto de estilos, habilidades y esquemas que, incorporados en los sujetos, son usados (de manera más o menos conciente) para organizar sus prácticas, tanto individuales como colectivas[4]. Es esta relación de la que hablaba Durkheim, cuando refiriéndose a la dinámica social, decía que la sociedad se mantiene unida por el lazo de las ideas y no por una relación material.
Es hasta finales de siglo XVIII con la Revolución Francesa que se agrega el factor de la razón a esta sujeto; y con la declaración de los Derechos Humanos se genera una nueva forma de entender la universalidad, la cual acapara todos los ámbitos, tanto social, cultural, político como económico, en un principio visto, de una manera antropológica, pero que con el tiempo se ha ampliado hacia la mira del conjunto social completo como agente de observación.
Después de un largo proceso transitorio de adaptación, en 1945 con la finalización de la segunda guerra mundial, se genera la necesidad de crear organismos de control que protejan los intereses universales. Fue en el seno de estos mismos, donde nace el término de multiculturalismo a finales de los 60s, pero es oficialmente definido en informes de la UNESCO[5] y el PNUD [6] después de los atentados del 11/09 en Estados Unidos.
Esta estructura global ha generado la necesidad de supremacía de poder, los nuevos movimientos políticos y principalmente económicos están acabando con la soberanía de los Estados que son fuente importante del mantenimiento de la identidad del pueblo. El antiguo ideal de Estado-Nación se ve en declive por este nuevo orden mundial que esta empujando a la sociedad hacia la aceptación de un Estado Global que no deja espacio para la autonomía. El destino de Latinoamérica, por ejemplo, esta sumido en una espesa incertidumbre, con la firma de tratados que condicionan sus recursos y generan vulnerabilidad a su pueblo, desfigurando así su identidad de país a cambio de prosperidad económica, que finalmente es otro espejismo en el que se esta cayendo, tal cual se vivió en la época de la conquista.
Es preciso entender que las múltiples derrotas que ha sufrido el pueblo latinoamericano a lo largo de los últimos cinco siglos, tiene origen en la “adicción” a adoptar formas de vida y modelos extranjeros. Hay que replantear las verdaderas necesidades que se tienen como conjunto y estar conscientes de cuales son las capacidades y los recursos con los que se cuenta en la región –que es infinitamente rica- para suplir dichas necesidades. Priorizando la concepción de tiempo y espacio que se tiene en común, se podrá salir del conflicto social en el que se vive permanentemente, porque es precisamente la ambigüedad entre lo de afuera y lo de adentro lo que no permite llegar a un punto de acuerdo.
Entonces se podría concluir que la exploración en este ámbito debería llevar la dinámica, hacia la estructuración de una sociedad entrelazada con la diversidad, en la que haya focos de acuerdo sin perder el horizonte de lo propio, encontrar el punto de quiebre entre lo universal y lo particular y crear un centro negociable que sea un asentamiento de tolerancia para el bienestar de la colectividad. Evidenciar que cada pueblo tiene un pasado y un entendimiento de la vida y de la tierra. Esto para algunos es una utopía social, para los más visionarios, progreso.
[1] SERRA ROJAS, Andres. Teoria del Estado. Editorial Porrúa. México 1990. p. 167
[2] Tratado que le da fin a la Guerra de los 30 años en Europa
[3] PEARSON, Frederic S. Rochester, J. Martin. Relaciones Internacionales, Situación global en el siglo XXI. El sistema clásico internacional. Cuarta Edición. ED. McGraw Hill. P. 38
[4] AUYERO, Javier. Benzecry Claudio. Terminos criticos de la sociología de la cultura. Cultura. ED Paidos. P. 35
[5] Importancia de la diversidad y el respeto de esta por la realización humana, Declaración Universal de la diversidad cultural. UNESCO, 02/09/2001.
[6] Sobre la libertad cultural: Escoger y hacer parte de un contexto cultural lleva a la plenitud humana. Informe mundial sobre el Desarrollo Humano. PNUD, 2004.
No hay comentarios:
Publicar un comentario